
Este año parecía destinado a ser el de la recuperación de las cosechas. Las olas de calor y el fuego están cambiando esto
Los últimos años han sido convulsos para el campo español. Tras más de un año sufriendo una sequía que puso a muchos contra las cuerdas, la llegada de un periodo de humedad excepcional entre otoño de 2024 y la reciente primavera parecían traer el tan ansiado alivio. Sin embargo la llegada del verano ha traído un giro de guión.
Calor e incendios. El intenso calor visto en las últimas semanas ha sido el punto culminante de un verano notablemente caluroso, con un mes de junio excepcionalmente cálido y un mes de agosto camino de serlo (si el inminente enfriamiento no llega a evitarlo). Tanto el calor extremo, como los incendios asociados a esta ola de calor han introducido nuevas amenazas para los cultivos.
Perjuicios directos e indirectos. Los daños asociados al calor y al fuego pueden ser tanto directos como indirectos. Es evidente que el fuego puede arrasar cosechas enteras y que el calor puede afectar también a la productividad de las plantas, pero los efectos son aún más complejos.
Los incendios pueden suponer un riesgo indirecto. Por ejemplo, las áreas que no han resultado afectadas por las llamas pueden resultar inaccesibles durante los incendios, ya sea por causa del humo o por el corte de vías de acceso. El calor extremo también puede limitar el tiempo que los trabajadores pueden dedicar al trabajo en el exterior.
A esto cabe añadir el impacto que calor y fuegos tienen sobre la disponibilidad de agua, acrecentando el fantasma del estrés hídrico aún tras casi un periodo de extraordinaria bonanza económica.
El aceite. Recientemente, asociaciones agrarias como Asaja, COAG, UPA y Unión de Uniones señalaban a Efeagro algunas de las cosechas que podrían resultar más afectadas por el calor y las llamas. Entre ellas, una a punto de pasar por uno de sus puntos críticos: el aceite.
El sector del olivar teme que esta temporada no sea amable con la cosecha de aceituna. El estrés hídrico puede afectar a la maduración del fruto por lo que el sector cree que la situación actual podría llevar a unas aceitunas, dinamitando las (ya escasas) esperanzas de recuperación del sector.
Las otras cosechas en riesgo. La lista de cosechas en riesgo por el calor es amplia. Incluye cultivos como el viñedo, la patata, el tomate y los frutales. En el caso de las uvas, por ejemplo, la falta de agua puede sustituir su maduración fenólica por maduración por deshidratación, explican desde el sector, lo cual impacta en la calidad del producto.
Ni siquiera cultivos como los cereales se salvan. Aunque buena parte de la cosecha haya sido recogida ya, en algunas áreas los incendios pueden evitar que los agricultores finalicen la recogida de estos cultivos.
Lo que es cierto para la agricultura también puede serlo para la ganadería. No son raras las veces que los incendios se ceban con los animales de granja: aún cuando el fuego no los pone directamente en peligro, sus pastos y sus abrevaderos pueden desaparecer de la noche a la mañana.
Más cantidad, menos precio. El calor y el fuego añaden incertidumbre a un año marcado por importantes bajadas en los precios de los productos agrarios. Una caída muy marcada en algunas cosechas pero que en general responde a la recuperación de la productividad agraria tras años de sequía. Una recuperación por la que ahora el sector teme.
La buena noticia es que nos esperan por delante unos días, quizás semanas, de alivio térmico. La cuestión ahora es si esta bajada de las temperaturas y las precipitaciones que se esperan estos días sean capaces de aliviar esta situación.
Imagen | Matt Palmer / eberhard grossgasteiger
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Este año parecía destinado a ser el de la recuperación de las cosechas. Las olas de calor y el fuego están cambiando esto
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Xataka
por
Pablo Martínez-Juarez
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